
Por paradójico que pueda parecerte, la verdadera felicidad apenas depende en un 10% de las circunstancias externas más favorables como salud, amor, dinero, etc. Peor suerte, contamos con unas circunstancias internas, controlables de manera voluntaria, como son nuestras actitudes y las emociones positivas, que son variables voluntarias: tranquilidad, sosiego, euforia, satisfacción, optimismo, confianza, etc.
A continuación resumo las claves para disfrutar del Hoy, Aquí y Ahora:
• Siento la alegría de existir: no hay mayor motivo para la alegría que la propia existencia gozosa.
• Soy yo mismo, pero no lo mismo. A cada instante me quiero, me acojo y me perdono.
• Vivo plenamente en mi propia esencia, en el ser individual, sencillo y limitado de mi persona, pero de posibilidades sin límite al sentirse fundido con el SER Universal, con la Energía que todo lo inunda.
• Estoy plenamente en paz, serenidad y dicha con todos los seres de la creación, sin excepción, con los que me siento hermanado.
• No presto atención ni al pasado ni al futuro en sus aspectos negativos cargados de miedos, inseguridad y preocupación y que constituyen el tiempo psicológico, ese gran embaucador.
• Focalizo mi atención, sin tensión, en el tiempo del reloj, ese artilugio que produce de forma permanente nuevos instantes, con nuevas oportunidades cada día (Hoy) y que me regala la vida en cualquier lugar (Aquí) donde me encuentre y en el momento (Ahora) en que pienso, siento y actúo.
• Conecto con mi afectividad, rasgo innato de mi personalidad que me hace sentirme bien de manera natural, sin saber por qué.
• Potencio y activo mi talante optimista, que es el que marca la diferencia. Sé que vivir más, mejor y mucho más feliz depende en gran medida de mis actitudes, de mis palabras y hasta de la calidad y cantidad de mis risas, sonrisas y carcajadas.
• Me engancho de buen grado a la vida que me toca vivir en cada instante, aceptando con serenidad y sin resistencias sus luces y sombras, sus buenos y malos momentos, sus dichas y pesares.
• Aprenderé a dejar de crear más dolor en mi presente y a disolver o atenuar el que me llegue al pensamiento desde el pasado, simplemente aceptándolo y observándolo como un sentimiento negativo, pero que no forma parte de mí, no pertenece a mi esencia.
• A fuerza de aceptar y observar sin emitir juicios la preocupación, el dolor, el miedo y la angustia que me invaden, y sentirlos como entidades que no forman parte de mi esencia, irán perdiendo fuerza hasta desaparecer o al menos no convertirse en un grave obstáculo para vivir y ser moderadamente dichoso.
• Haré una valoración positiva, también de cualquier hecho adverso (desgracia o pérdida), para reinterpretarlo como experiencia y lección de vida aprovechable y enriquecedora.
• Tengo un proyecto de vida, un porqué alentador que me motiva y da sentido a mi existencia.
• Recurro a diario al sentido del humor, especialmente cuando alguien o algo está a punto de hacerme estallar y perder el control de mí mismo.
• Sé que con mis palabras puedo construir o destruir; euforizar o desalentar y deprimir a los demás. Por eso hablaré siempre con palabras de aliento, positivas y de esperanza.
• Acepto sin preocupación ni desasosiego mis limitaciones, carencias y defectos. También acepto las de mis semejantes y al hacerlo, me doy paz y siento que transmito paz a los demás.
• Tengo bien presente que la felicidad, el bienestar y el gozo me los proporciona más el propio trayecto, el camino, que la meta y el fin del proyecto. Los peregrinos que cada año van a visitar la tumba del apóstol Santiago, de lo que más hablan es del camino Hay gozo en la llegada, pero la felicidad se ha ido desgranando día a día en el camino.
• Practico la actitud conscientemente positiva, la firme convicción de que no existe problema, dificultad o desgracia que no encierre en sí el regalo de algo verdaderamente valioso y necesario para aprender a vivir mejor, también en los momentos de crisis.
• Sé perdonar y hasta olvidar y si no consigo hacerlo por bondad y por virtud, lo haré al menos por inteligencia y sabiduría porque si mantengo dentro de mí resquemor, pensamientos y emociones negativas del pasado, bloqueo o destruyo las emociones y sentimientos de gozo y felicidad del presente.
• Siempre recordaré que la felicidad y la verdadera riqueza ya forman parte de mí, están en mi interior y quiero sentirme libre para dirigir mi propia vida y disfrutar de lo cotidiano y sencillo. Para lograrlo hacen falta muy pocas cosas.
Bernabé Tierno - Aquí y Ahora