miércoles, 14 de enero de 2009

Meditacion

Meditar es profundizar en nosotros mismos para alcanzar la armonía integral. Profundizar en nosotros mismos es buscar la esencia de nuestro yo, es ir al encuentro de aquello que es lo más sublime y lo más grande dentro de nosotros, es acercarnos al auto- conocimiento haciendo contacto con nuestro verdadero ser.

Al ir logrando esto, como resultado se va manifes- tando un cambio de conciencia substancial en donde el ser encuentra su estado natural que es paz, sabiduría, amor, buena voluntad y felicidad. Todo lo anterior se consigue gracias a la armonía integral, que se manifiesta tanto a nivel individual, como social y natural. En el primero de los casos es el alineamiento perfecto entre el cuerpo, la mente y el yo; en el aspecto social son las relaciones adecuadas con nuestros semejantes; y en el nivel natural es la interrelación con el entorno ambiental y ecológico del cual formamos parte.

La meditación es tan antigua como la humanidad, es una de las técnicas más adecuadas para propiciar estados de conciencia superiores, ayudando al practicante a vivir mejor su vida en todos los aspectos.

Los grandes maestros de la vida, hombres y mujeres que han destacado por sus aportaciones a la evolución humana, han practicado alguna forma de meditación, estudiando la vida de esos grandes seres, nos daremos cuenta de cómo despertaron conscientemente y cum- plieron su misión en la vida, gracias a la práctica de esta técnica milenaria.

Si la meta de la meditación fuera la cúspide de una montaña, los caminos para llegar a la cima serían los pasos que se siguen para alcanzar nuestro objetivo. Con este ejemplo podemos comprender que hay muchos caminos que nos pueden llevar a la cúspide, lo importante es encontrar nuestro propio camino, es decir, nuestra propia manera de meditar.

También se puede decir que la meditación es un estado natural del ser humano. En la antigüedad esta técnica estuvo asociada con la filosofía de la vida espiritual; en la actualidad con los avances científicos de la psicología, se ha puesto de manifiesto la importancia de estar conscientes y vivir el momento presente en armonía, tratando de trascender nuestra personalidad y lograr estados sublimes de conciencia. Lo anterior no sólo para alcanzar un desarrollo espiritual, sino para vivir más plenamente en la vida de relación social, en el trabajo y en el estudio, repercutiendo todo esto en la salud psicofísica del individuo.

Estamos viviendo una época de síntesis, donde los valores fundamentales y esenciales de la filosofía del pasado, se están estudiando a la luz de la ciencia y sus descubrimientos más recientes, de tal manera que de esta unión de filosofía y ciencia está naciendo una concepción más holística acerca de la vida y el universo. Lo cual repercute en la meditación que se enseña actualmente, puesto que su enfoque es científico-filosófico, con aplicaciones prácticas y concretas sin descuidar su aspecto trascendente y espiritual.


Del libro: MEDITACIÓN Y VISUALIZACIÓN

Autor: Rolando Leal

http://www.bubok.com/libros/3747/Meditacion-y-Visualizacion

miércoles, 7 de enero de 2009

Hoy voy a hablar de la Paz. Autor: Dr. Elías D. Galati



La vida tiene dos caras
si le debes dignidad...
una cara es el amor
y la otra es la Paz.

Hoy quiero hablar de la paz, que el espacio se inunde de ondas pacíficas, ya que está saturado de discursos bélicos, de violencia, de enemistad, de antipatía, de odio y rencor.

Hoy quiero hablar de la paz, porque no hay otro motivo ni otra palabra, salvo el amor, que pueda expresarse en estos tiempos que corren, donde el hombre se ha olvidado del hombre, de su dignidad y de su destino.

Hoy quiero hablar de la paz, porque quiero saber si estamos comprometidos con ella, si realmente amamos la paz y la humanidad, y estamos dispuestos a dar todo, incluso nuestra vida por ello.

Hoy quiero hablar de la paz, y ponerla en boca de los líderes mundiales, y que sus palabras resuenen en el orbe entero.

Hoy quiero hablar de la paz, y que sea auténtica y veraz, la tarea de todo hombre, que se precie de tal, que crea que todos son sus hermanos, y crea en el deber.

Hoy quiero hablar de la paz y convocar al Sumo Pontífice, al líder mundial de la Sinagoga y al líder mundial de la comunidad musulmana, a que se reúnan y comparezcan en Gaza, en el lugar de la guerra, a pedir y orar por la paz. Porque no hay mayor amor que dar la vida por el hermano.

Nada se pierde en nuestro universo, a lo sumo se transforma, pero quedan sus huellas y sus ecos.

Y desde tiempo inmemorial hay sones de guerra, que se acumulan, se acrecientan y acicatan a los hombres bélicos y los potencian para iniciar una y otra vez la perversión bélica.

En un comienzo la guerra significaba la reconquista de los terrenos perdidos o la obtención de los derechos ignorados o avasallados.

Luego el hombre concibió la expansión, se creyó con mayor derecho que los otros hombres y los avasalló.

En esa expansión surgieron el imperialismo y la dominación.

El hombre puso distancia, diferencias, categorías y hasta condiciones para que uno u otro se ubicaran en éste o en otro lugar.

Más aún el hombre quiso ponerse a cubierto de cualquier contingencia, y empezó a hacer la guerra por precaución, la guerra intimidatoria, la guerra porque el hermano pensaba distinto y se le hacía intolerable.

Porque supuestamente en algún momento del futuro podría afectar su estabilidad potencialmente con algún arma, alguna idea, o algún derecho que se le ocurriera conservar.

Y la guerra se hizo por la guerra en si misma, y fue un gran negocio, y los imperios aprovecharon ese negocio.

Grandes capitales, innumerables recursos materiales, mano de obra en cantidad, formaron el meollo con que se armó el arsenal bélico.

Y el hombre encontró en cada vuelta de la vida excusas para su expansión, que tal pueblo, o nación tenían ciertas armas que eran peligrosas y temían por la paz de las naciones, y para preservar la paz hicieron la guerra.

Terrible paradoja del hombre.

Antinomia de la razón.

Quiebre de la capacidad.

Tengo miedo que tú uses violencia contra mí, entonces antes de que la uses, yo uso violencia contra ti.

¿Dónde está la violencia?

En el corazón del hombre.

Y no hay otra cura, ni otra solución que el amor. El amor auténtico, total, a todos como hermanos, dándole el lugar que se merecen y procurando que cumplan sus deseos, que sean felices como ellos quieren, no imponiéndoles nuestras propias recetas de felicidad.

En un marco de justicia y dignidad.
En el estricto sentido de los términos, que cada hombre sobre la tierra se sienta digno y perciba que es visto con la dignidad del ser, y que cada hombre sobre la tierra practique la justicia, y sienta la justicia en su corazón, porque así habrá paz, no habrá violencia y la vida cumplirá su ciclo en la tierra, y ya no habrá gajos marchitos, niños y jóvenes arrancados de la vida por la perversión del hombre.

Hoy quiero hablar de la paz, y no hay otro tema que tratar.

Espero sus comentarios y sugerencias en mi página web: www.wolfie.com.ar