Tu Kin Maya :: El Arcángel
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sábado, 10 de octubre de 2009
domingo, 27 de septiembre de 2009
que son las "dimensiones"

Las dimensiones son los diferentes estados de la existencia que experimentamos durante el camino hacia el Ser Único. Es decir son los pasos evolutivos que el Ser decidió experimentar para regresar a la fuente divina. Todos los niveles dimensionales se encuentran en el aquí y el ahora, la diferencia es la longitud de su onda o frecuencia. Las dimensiones son frecuencias dentro de la cual vibramos, también podríamos decir que son niveles de conciencia, son algo parecido a las bandas de radio con sus frecuencias y estaciones. Existen siete dimensiones perceptuales que se corresponden a la octava dimensional donde se encuentra la Tierra en estos momentos. Igualmente existen otras dimensiones que se corresponden a otras octavas vibratorias que se encuentran actualmente fuera de nuestra comprensión humana. Cada dimensión está regida por un conjunto de leyes y principios específicos para funcionar en sintonía con la frecuencia de esa dimensión. Cambiar de dimensión significa expandir nuestra conciencia, es famosa la historia del personaje animado que vivía en un papel y cuyo mundo era totalmente bidimensional o plano, asi su cerebro había aprendido que asi era su realidad formada por puntos y líneas sobre un inmenso plano blanco. Era Inconcebible para el pensar en objetos con volumen o tridimensionales. Asi es para nosotros un imposible desde nuestras creencias, pensar el realidades que no sean la conocida, ya que nuestro cerebro esta entrenado a percibir de una manera determinada. Entonces, cambiar de dimensión es expander nuestra forma de percibir la realidad, de ver las cosas. Ahora nos encontramos pasando a una realidad mas energetica, que se parece mas al mundo de los sueños y la imaginación. La Primera dimensión es la encargada de convertir a la energía en materia, es la frecuencia basica de los átomos y las moléculas, por lo tanto es la dimension del microcosmos, es la frecuencia vibratoria de activacion del ADN . Se puede decir que maneja un nivel de consciencia elemental referido al cumplimiento de funciones, o sea una consciencia puntual, sabe como dirigirse de un punto a otro. Los minerales y el agua vibran en esta frecuencia, los minerales son el aspecto cristalino de la misma, el agua el aspecto liquido de la misma. Se encuentra en los fluidos y las corrientes electricas del cuerpo humano, activa el código génetico e impulsa energéticamente el sistema celular. Si tomaramos como metafora al ser humano para describir las dimensiones, podriamos decir que la primera dimensión la experimentamos en la etapa prefetal, donde somos un conjunto de potencialidades con un programa de division celular y mantenimiento de funciones. Todas las dimensiones funcionan a todas las escalas y las de esta octava son las mismas en todo el universo. La Segunda dimensión es la frecuencia donde existen la mayoría de los animales y las plantas. Es tambien física e impulsa la identidad biológica. Es la vibración que mantiene la unión entre las especies, lo que se ha llamado el inconciente colectivo de las especies, es decir es la forma como se reconocen los animales de una misma especie para cumplir con sus funciones reproductoras. No posee diferenciación individual, ni autoreconocimiento. En este nivel de conciencia no hay referencia temporal espacial. La conciencia es lineal o bidimensional. A nivel geométrico se corresponde con las formas planas como el círculo, el cuadrado etc. Es la responsable de la variedad biológica y de todas las energías que se encargan de propiciarla como las fuerzas elementales de la naturaleza. Podemos tomar como ejemplo las bandadas de pájaros que actúan cordinandamente como un todo, o los cardúmenes de sardinas, ambos han sido objeto de estudio y se ha comprobado que actúan como un cuerpo conciente donde cada uno de los miembros mantiene una distancia matemática entre ellos y que solamente rompen la formación cuando son atacados. Siguiendo la metáfora del ser humano, la segunda dimensión se podría compara con la etapa fetal, flotamos siendo uno con el entorno, en un estado no egóico, sin referencia temporal/espacial. La Tercera dimensión es donde existimos los seres humanos, también es física y el tipo de conciencia de esta vibración es volumétrica o tridimensional, a nivel geométrico se perciben formas como el cubo y la esfera y los sólidos platónicos. Hay una percepción lineal del tiempo y el espacio, con la capacidad de recordar el pasado y proyectar el futuro estando en el presente. Se basa en la polaridad y la ilusión de separación, en el desarrollo de la identidad individual y la perdida del sentido grupal. Esta es la frecuencia donde nos hacemos conscientes de nosotros mismos, desarrollamos el ego y creemos que estamos separados del todo. Es en esta dimensión donde nos percibimos más separados del todo que en ninguna otra, por lo tanto es aquí donde al Ser Único se le presentan mas retos de integración y crecimiento. En el ser humano comienza a partir del segundo año de vida, cuando el niño empieza a diferenciarse del entorno como individuo, a expresar sus deseos, a formar su ego. Es una etapa de aprendizaje muy importante, donde comienza la fragmentación. En tercera dimensión experimentamos un proceso de división del Ser que produce lo que llamamos personalidad. Es parte del trabajo de evolución el recoger y juntar todas las partes. La Cuarta dimensión es la frecuencia donde regresamos a la conciencia de integración grupal, sin pérdida de la individualidad. Esta frecuencia ha sido llamada zona arquetipal o inconsciente colectivo, es el lugar donde residen los sentimientos, las emociones y los sueños. En esta dimensión percibimos el tiempo en oleadas cíclicas o en forma de espiral. Existe en un campo cuántico donde se presentan simultáneamente todas las alternativas y posibilidades. Es la frecuencia de la sincronicidad, la empatía y la telepatía. Es la ultima dimensión donde experimentamos con el cuerpo físico como vehículo de aprendizaje. En esta frecuencia percibimos la multidimensionalidad y nos damos cuenta de nuestra responsabilidad, al hacemos consciente que cada una de nuestras acciones afecta el todo. En estos momentos nos encontramos despertando a la conciencia de cuarta dimensión y la sentimos sobrepuesta sobre la tercera, por eso a nivel humano estamos pasando por la necesidad de compartir con grupos, revisar nuestras relaciones, buscar sanación y crecimiento con terapias. También es la causa del desmoronamiento de estructuras físicas, económicas y políticas por mucho tiempo establecidas, que ya no se corresponden con esta nueva vibración. Y cada vez vamos a ver más cambios a todos los niveles de aquello que no se corresponda con la nueva energía. El cambio dimensional es a todas las escalas, no solo lo estamos experimentando los seres humanos sino también la Madre Tierra y a una escala mayor toda la galaxia. El cambio dimensional no sucede de un día para otro sino por capas paulatinas de conciencia. Una vez que estemos alertas en la cuarta dimensión se abrirán suavemente las puertas a quinta y sexta. Aceptar la conciencia de cuarta dimensión es lo que se ha llamado el salto cuántico y es el paso más difícil del cambio dimensional ya que este implica un profundo cambio de creencias. La cuarta dimensión es el portal hacia la conciencia Crística. La conciencia Crística es aquella conciencia colectiva que se reconoce a si misma como Unidad. La quinta dimensión es la frecuencia de la sabiduría y es totalmente pura energía. Es donde se encuentran los Maestros Ascendidos y los espíritus guías. En quinta experimentamos el fundirnos con el grupo de almas al cual pertenecemos vibracionalmente y al Ser superior o Multidimensional. Es la dimensión donde recordamos quienes somos y despertando nuestra sabiduría interna. Es en esta dimensión donde se experimenta la conciencia grupal que forma un solo Ser de mayores dimensiones. Es una frecuencia energética, no física. El tiempo es un continuo, solo existe el ahora eterno. Muchos de los seres que están en esa dimensión al contactarse con su sabiduría, escogen ser los guías espirituales de los que estamos en la dimensión física, como parte de su servicio en el proceso de evolución. Muchos de los seres canalizados hoy en día que se presentan como una conciencia de grupo están en quinta dimensión, así mismo cuando hacemos contacto con nuestro Yo Superior estamos viviendo una experiencia de quinta. Como es una dimensión de luz percibimos holográficamente y en formas lumínicas de una gran intensidad, muchas veces geométricas. La diferencia entre quinta y sexta así como entre sexta y séptima no es tan evidente como la de cuarta y tercera, a partir de quinta las dimensiones se encuentran solapadas o fundidas y sus fronteras son difusas, esto es debido a que estamos hablando de energía y no de materia. La sexta dimensión es la frecuencia que se ha llamado Crística o Búdica, porque es allí donde se llega el estado de remembranza total, donde se toma responsabilidad por el todo y se es el todo. Es un estado de conciencia compasiva, la famosa iluminación. Es el regreso a casa, al Ser Único. En sexta el proceso de evolución del Ser y el Todo se experimentan como Uno, es el lugar de la conciencia ilimitada y unificada. Esta frecuencia se manifiesta como individual y colectiva simultáneamente. La sexta dimensión es la creadora de las matrices morfogénicas que se manifiestan en otras dimensiones como tercera, segunda y primera. Estas matrices son las formas geométricas y las redes que llamamos geometría sagrada, son los patrones geométricos de luz creadores de vida y responsables de su materialización. La séptima dimensión es la frecuencia de la integración total, ya no quedan partes dispersas, la conciencia se experimenta multidimensionalmente, es decir se tiene conocimiento de las partes que alguna vez estuvieron desmembradas en el pasado con una nueva perspectiva de integración. Allí se encuentran los seres que están y son puro amor. Es una dimensión energética donde no existe la forma. Es la dimensión del reino angélico y las conciencias de luz pura.
Enviado por semillas de luz
Vida positiva
martes, 22 de septiembre de 2009
Bienvenida Primavera! Vive como las flores!

Maestro, ¿qué debo hacer para no quedarme molesto? Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes. Algunas son indiferentes. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro con aquellas que calumnian.
- ¡Pues, vive como las flores! Advirtió el maestro.
- Y ¿cómo es vivir como las flores? Preguntó el discípulo.
- Pon atención a esas flores -continuó el maestro, señalando unos lirios que crecían en el jardín. Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos. Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son suyos, no hay motivo para molestarse. Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera.
Esto, es vivir como las flores.
lunes, 7 de septiembre de 2009
Cómo acallar a la mente
Nuestra voz interior nunca descansa: se pasa el día entero dando la murga con un caos de pensamientos. La meditación es una buena forma de ponerla a raya y, por fin, descansar.
Durante el año estamos tan inmiscuidos en nuestros propios asuntos que a veces pasamos por alto este ruido, lo tomamos como parte de nuestro paisaje habitual, como ese edificio modernista que tenemos enfrente y que solemos ignorar. Pero ante el abismo del dolce far niente vacacional, los sonidos se acentúan hasta doler. Si bien es cierto que no podemos controlar la música alta ni los claxon de los coches y que, por tanto, debemos aceptarlo -actuar de otra manera sería, sin duda, estresante además de estéril-, hay otro ruido que sí podemos silenciar: el llamado ruido interior.
No podemos dejar de pensar, sólo faltaría (aunque algunos protagonistas de la actualidad parecen hacerlo), pero podemos gestionar mejor nuestros pensamientos gracias a la meditación. Se trata de usar la mente; no de ser usados por ella.
La primera distinción es básica: el silencio no es ausencia de ruido exterior. De nada sirve pasar las vacaciones en un paraje solitario en la montaña, si no logramos acallar algunos sonidos -algunos- que tienen lugar en nuestra mente. Aunque parezca mentira, tenemos cada día entre cuarenta mil y sesenta mil pensamientos. Se comportan de manera anárquica y caprichosa, sin que nosotros los controlemos. Si no hacemos un esfuerzo, la inercia nos lleva a pasarnos las vacaciones, y no digamos ya los periodos de duro trabajo, esclavizados por el libre discurrir de nuestra mente: "un mono loco", según el budismo. Si eso nos ocurre en vacaciones, es decir, si no somos capaces de desconectar de esa cháchara incesante, lamentablemente nuestro cuerpo regresará a casa relajado, pero no así nuestra mente. Porque la mente, ya se sabe, suele ser obsesiva. Habremos pasado las vacaciones dando vueltas a las cosas, anticipando el futuro, recordando el pasado, y nos habremos perdido lo único que de verdad existe: el momento presente, el aquí y el ahora.
Hagamos una prueba. Si nos quedamos unos minutos en silencio, cerramos los ojos e intentamos ser conscientes de los pensamientos que nos asaltan —o sea, si meditamos—, nos daremos cuenta de lo que pasa en nuestra cabeza durante todo el día: es como tener dentro una radio permanentemente enchufada, que prácticamente emite el mismo programa un día tras otro, porque tenemos casi el mismo patrón de pensamientos un día tras otro. Los meditadores expertos, cuando observan su mente como si fuese una película, llegan a la conclusión, según afirma Juan Manzanera, monje budista y profesor de meditación, que no somos nuestros pensamientos, "al igual que las olas del mar no son el mar".
La meditaciónObservar nuestros pensamientos como si fueran una películaSi nos fijamos más aún, nos daremos cuenta de que hay un instante muy breve entre pensamiento y pensamiento en que no sucede nada, en que no pensamos nada, en que no oímos nada. Ese es el silencio interior, y los que se han dedicado a ello con ahínco son capaces de rescatar este silencio y prolongarlo casi a su antojo. Eso se consigue a través de la meditación, que es una práctica estrechamente vinculada a la actividad espiritual, pero que no se adscribe a una religión en concreto. De hecho, una de las grandezas de la meditación es, precisamente, que forma parte del lecho común de la mayoría de religiones. Para todas ellas, la meditación es una manera no sólo de concentrar la mente en una sola cosa, sino de conectar con algo más allá de la realidad sensible, con eso que cada ser humano tiene de divino. El budismo, por ejemplo, que no podemos definirlo como una religión, sino más bien como una filosofía, dice que a través de la meditación descubrimos no sólo que formamos parte de un universo interconectado, sino que, además, ese universo interconectado está, en su totalidad, dentro de cada uno de nosotros.
El silencioNo dejarse apabullar por el continuo parloteo de la mente"En todos y cada uno de nosotros está toda la felicidad; lo único que nos impide disfrutarla es la propia mente: las creencias limitantes, los miedos, los deseos, la expectativas". En sus torpes inicios, al intentar fijar la atención en una sola cosa -por ejemplo, la entrada y la salida del aire- el narrador se da cuenta de lo difícil que resulta: perdemos la atención entre seis y doce veces por minuto. "Ahora desfilan muchas cosas por tu mente, pero si no les das importancia irán decreciendo hasta que conseguirás una mente clara que será como un espejo de lo que te rodea".
Así, Juan Manzanera, cuya sabiduría es fruto de años viviendo en Nepal y en India como discípulo de un lama, asevera que "el silencio interior no es una consecuencia de haber reprimido los pensamientos, sino de ir más allá de ellos". Manzanera asegura que cuando dejamos de nutrir a los pensamientos, ellos mismos se van. Igual que las nubes que cruzan el cielo: sin recrearse en ellas, el azul las deja pasar.
El yo profundoEl que está considerado –según los científicos– “el hombre más feliz del mundo”, el monje budista Matthieu Ricard, dice que el silencio interior es parte del camino a la felicidad, pero que para conseguirlo hay que vencer el síndrome del pájaro enjaulado, al que cuando se le abren las puertas de su jaula no puede hacer nada más que acabar regresando. El silencio interior es una conquista. Si lo conseguimos, según Darío Lostado, reputado filósofo, teólogo y psicólogo, llegaremos a lo que él llama “sentir el yo profundo”, es decir, lo que queda cuando trascendemos nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y nuestras emociones.
GÁSPAR HERNÁNDEZ - Diario El País-España
Durante el año estamos tan inmiscuidos en nuestros propios asuntos que a veces pasamos por alto este ruido, lo tomamos como parte de nuestro paisaje habitual, como ese edificio modernista que tenemos enfrente y que solemos ignorar. Pero ante el abismo del dolce far niente vacacional, los sonidos se acentúan hasta doler. Si bien es cierto que no podemos controlar la música alta ni los claxon de los coches y que, por tanto, debemos aceptarlo -actuar de otra manera sería, sin duda, estresante además de estéril-, hay otro ruido que sí podemos silenciar: el llamado ruido interior.
No podemos dejar de pensar, sólo faltaría (aunque algunos protagonistas de la actualidad parecen hacerlo), pero podemos gestionar mejor nuestros pensamientos gracias a la meditación. Se trata de usar la mente; no de ser usados por ella.
La primera distinción es básica: el silencio no es ausencia de ruido exterior. De nada sirve pasar las vacaciones en un paraje solitario en la montaña, si no logramos acallar algunos sonidos -algunos- que tienen lugar en nuestra mente. Aunque parezca mentira, tenemos cada día entre cuarenta mil y sesenta mil pensamientos. Se comportan de manera anárquica y caprichosa, sin que nosotros los controlemos. Si no hacemos un esfuerzo, la inercia nos lleva a pasarnos las vacaciones, y no digamos ya los periodos de duro trabajo, esclavizados por el libre discurrir de nuestra mente: "un mono loco", según el budismo. Si eso nos ocurre en vacaciones, es decir, si no somos capaces de desconectar de esa cháchara incesante, lamentablemente nuestro cuerpo regresará a casa relajado, pero no así nuestra mente. Porque la mente, ya se sabe, suele ser obsesiva. Habremos pasado las vacaciones dando vueltas a las cosas, anticipando el futuro, recordando el pasado, y nos habremos perdido lo único que de verdad existe: el momento presente, el aquí y el ahora.
Hagamos una prueba. Si nos quedamos unos minutos en silencio, cerramos los ojos e intentamos ser conscientes de los pensamientos que nos asaltan —o sea, si meditamos—, nos daremos cuenta de lo que pasa en nuestra cabeza durante todo el día: es como tener dentro una radio permanentemente enchufada, que prácticamente emite el mismo programa un día tras otro, porque tenemos casi el mismo patrón de pensamientos un día tras otro. Los meditadores expertos, cuando observan su mente como si fuese una película, llegan a la conclusión, según afirma Juan Manzanera, monje budista y profesor de meditación, que no somos nuestros pensamientos, "al igual que las olas del mar no son el mar".
La meditaciónObservar nuestros pensamientos como si fueran una películaSi nos fijamos más aún, nos daremos cuenta de que hay un instante muy breve entre pensamiento y pensamiento en que no sucede nada, en que no pensamos nada, en que no oímos nada. Ese es el silencio interior, y los que se han dedicado a ello con ahínco son capaces de rescatar este silencio y prolongarlo casi a su antojo. Eso se consigue a través de la meditación, que es una práctica estrechamente vinculada a la actividad espiritual, pero que no se adscribe a una religión en concreto. De hecho, una de las grandezas de la meditación es, precisamente, que forma parte del lecho común de la mayoría de religiones. Para todas ellas, la meditación es una manera no sólo de concentrar la mente en una sola cosa, sino de conectar con algo más allá de la realidad sensible, con eso que cada ser humano tiene de divino. El budismo, por ejemplo, que no podemos definirlo como una religión, sino más bien como una filosofía, dice que a través de la meditación descubrimos no sólo que formamos parte de un universo interconectado, sino que, además, ese universo interconectado está, en su totalidad, dentro de cada uno de nosotros.
El silencioNo dejarse apabullar por el continuo parloteo de la mente"En todos y cada uno de nosotros está toda la felicidad; lo único que nos impide disfrutarla es la propia mente: las creencias limitantes, los miedos, los deseos, la expectativas". En sus torpes inicios, al intentar fijar la atención en una sola cosa -por ejemplo, la entrada y la salida del aire- el narrador se da cuenta de lo difícil que resulta: perdemos la atención entre seis y doce veces por minuto. "Ahora desfilan muchas cosas por tu mente, pero si no les das importancia irán decreciendo hasta que conseguirás una mente clara que será como un espejo de lo que te rodea".
Así, Juan Manzanera, cuya sabiduría es fruto de años viviendo en Nepal y en India como discípulo de un lama, asevera que "el silencio interior no es una consecuencia de haber reprimido los pensamientos, sino de ir más allá de ellos". Manzanera asegura que cuando dejamos de nutrir a los pensamientos, ellos mismos se van. Igual que las nubes que cruzan el cielo: sin recrearse en ellas, el azul las deja pasar.
El yo profundoEl que está considerado –según los científicos– “el hombre más feliz del mundo”, el monje budista Matthieu Ricard, dice que el silencio interior es parte del camino a la felicidad, pero que para conseguirlo hay que vencer el síndrome del pájaro enjaulado, al que cuando se le abren las puertas de su jaula no puede hacer nada más que acabar regresando. El silencio interior es una conquista. Si lo conseguimos, según Darío Lostado, reputado filósofo, teólogo y psicólogo, llegaremos a lo que él llama “sentir el yo profundo”, es decir, lo que queda cuando trascendemos nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y nuestras emociones.
GÁSPAR HERNÁNDEZ - Diario El País-España
miércoles, 2 de septiembre de 2009
Me inspirê en Tì

Hoy me inspiré en ti
para escribir versos de amor
hoy me inspiré en ti
y sin saber que decir
corté una rosa del jardín
y besé tu boca con su néctar.
Hoy me inspiré en ti
casi sin conocerte
porque tus dulces palabras
acariciaron mi alma.
Hoy me inspiré en ti
para grabar en mi mente
que pasé contigo la noche
enamorada de tus canciones
(enviado por Quique)
domingo, 16 de agosto de 2009
EL PODER CURATIVO DE LA PALABRA -por Brad Hunter-

La palabra, junto con el poder de la vibración es capaz de crear, sanar y también destruir.La teoría indica que cuando focalizamos nuestra mente en algo, y a esto le sumamos el sentimiento y la emoción para finalmente expresarlo, estamos exteriorizando y materializando un poder que estará afectando los reinados de la materia
LO QUE LE DICES A TU SEMEJANTE, TE LO DICES A TI MISMO
Si cada uno de nosotros estuviésemos conscientes de que la energía liberada en cada palabra afecta no sólo a quien se la dirigimos sino también a nosotros mismos y al mundo que nos rodea, comenzaríamos a cuidar más lo que decimos.
Los antiguos esenios sabían de la existencia de un enorme poder contenido en la oración, el verbo y la palabra. Los antiguos alfabetos, como el sánscrito, el arameo y el lenguaje hebreo son fuentes de poder en sí mismos. Los esenios utilizaron la energía que canaliza el lenguaje - la cual era la manifestación final del pensamiento, la emoción y el sentimiento- para manifestar en la realidad la calidad de vida que deseaban experimentar en este mundo. En las culturas del antiguo Oriente eran utilizados los mantras, los rezos, los cánticos y las plegarias con una intención predeterminada como técnicas para materializar estados internos y programar, de una forma ignorada por nosotros en la actualidad, realidades pensadas, deseadas y afirmadas previamente.
Los estudios realizados por físicos cuánticos comienzan a redescubrir y validar el enorme conocimiento olvidado de antiguas culturas ancestrales. Un conocimiento que se encuentra aún escondido y olvidado y que nos aportaría el poder de cambiar nuestro mundo.
LAS PALABRAS PUEDEN PROGRAMAR EL ADN
La más reciente investigación científica rusa apunta a que el ADN puede ser influido y reprogramado por palabras y frecuencias, sin seccionar ni reemplazar genes individuales. Solo el 10% de nuestro ADN se utiliza para construir proteínas, y este pequeño porcentaje del total que compone el ADN es el que estudian los investigadores occidentales. El otro 90% es considerado “ADN chatarra”. Sin embargo los investigadores rusos, convencidos de que la naturaleza no es tonta, reunieron a lingüistas y genetistas -en un estudio sin precedentes- , para explorar ese 90% de “ADN chatarra”.
Los resultados arrojaron conclusiones impensadas: según los estudios, nuestro ADN no sólo es el responsable de la construcción de nuestro cuerpo, sino que también sirve como almacén de información y para la comunicación a toda escala de la biología. Los lingüistas rusos descubrieron que el código genético, especialmente en el aparentemente inútil 90%, sigue las mismas reglas de todos nuestros lenguajes humanos. Compararon las reglas de sintaxis (la forma en que se colocan juntas las palabras para formar frases y oraciones), la semántica (el estudio del significado del lenguaje) y las reglas gramaticales básicas y así descubrieron que los alcalinos de nuestro ADN siguen una gramática regular y sí tienen reglas fijas, tal como nuestros idiomas.
Por lo tanto, los lenguajes humanos no aparecieron coincidentemente, sino que son un reflejo de nuestro ADN inherente. El biofísico y biólogo molecular ruso Pjotr Garjajev y sus colegas también exploraron el comportamiento vibratorio del ADN. “Los cromosomas vivos funcionan como computadoras solitónicas/holograficas usando la radiación láser del ADN endógeno”. Eso significa que uno simplemente puede usar palabras y oraciones del lenguaje humano para influir sobre el ADN o reprogramarlo.
Los maestros espirituales y religiosos de la antigüedad han sabido, desde hace miles de años, que nuestro cuerpo se puede programar por medio del lenguaje, las palabras y el pensamiento. Ahora eso se ha probado y explicado científicamente. La sorpresa mayor fue descubrir la manera en que el 90% del “ADN Chatarra” almacena la información. “Imaginemos una biblioteca que en lugar de archivar miles de libros sólo guarda el alfabeto común a todos los libros, entonces, cuando uno solicita la información de un determinado libro, el alfabeto reúne todo lo contenido en sus páginas y nos lo pone a nuestra disposición”, aclaró Garjajev. Esto nos abre las puertas a un misterio aún mayor: que la verdadera “biblioteca” estaría fuera de nuestros cuerpos en algún lugar desconocido del cosmos y que el ADN estaría en comunicación permanente con este reservorio universal de conocimiento.
LA EVIDENCIA INESPERADA
El investigador Dan Winter, que desarrollara un programa de computación para estudiar las ondas sinusoidales que emite el corazón bajo respuestas emocionales, en una fase de la investigación con sus colegas, Fred Wolf y Carlos Suárez, analizó las vibraciones del lenguaje hebreo con un espectrograma. Lo que descubrieron fue que los pictogramas que representan los símbolos del alfabeto hebreo se correspondían exactamente con la figura que conforma la longitud de onda del sonido de cada palabra.
Es decir que la forma de cada letra era la exacta figura que formaba dicha longitud de onda al ser vocalizada. También comprobaron que los símbolos que conforman el alfabeto son representaciones geométricas. En el caso del alfabeto hebreo, las 22 gráficos utilizados como letras son 22 nombres propios originalmente usados para designar diferentes estados o estructuras de una única energía cósmica sagrada, la cual es la esencia y semblanza de todo lo que es. El libro del Génesis está escrito en este lenguaje.
Las letras de los antiguos alfabetos son formas estructuradas de energía vibracional que proyectan fuerzas propias de la estructura geométrica de la creación. De esta manera, con el lenguaje se puede tanto crear como destruir. El ser humano potencia el poder contenido en los alfabetos al sumarle el poder de su propia intención. Eso nos convierte en responsables directos de los procesos creacionales o destructivos en la vida y con tan solo ¡la palabra!
EL PODER CURATIVO DE LA PALABRA
Existe una capacidad demostrada en la que la palabra puede afectar la programación del ADN. La salud podría conservarse indefinidamente si nos orientamos en pensamientos, sentimientos, emociones y palabras creativas y, por sobre todo, bien intencionadas.
Los estudios del Instituto Heart Math nos abren un nuevo panorama hacia la curación, no solo de los humanos enfermos, sino también para la sanación planetaria. El instituto cree en la existencia de lo que ellos dieron en llamar “híper-comunicación”, una especie de red de Internet bajo la cual todos los organismos vivos estarían conectados y comunicados permitiendo la existencia de la llamada “conciencia colectiva”.
El Hearth Math declara que si todos los seres humanos fuéramos conscientes de la existencia de esta matriz de comunicación entre los seres vivos, y trabajáramos en la unificación de pensamientos con objetivos mancomunados, seríamos capaces de logros impensados, como la reversión repentina de procesos climáticos adversos.
El poder de los rezos, oraciones y peticiones, tal como nos lo han legado los antiguos esenios -potenciado por millares de personas-, nos otorgaría un poder que superaría al de cualquier potencia militar que quisiera imponernos su voluntad por la fuerza.
Este poder ha sido demostrado en especies animales como los delfines, que trabajan unificados en objetivos comunes. Los delfines utilizan patrones geométricos de híper-comunicación, ultrasonido y resonancias que les sirven para interactuar con las grillas energéticas del planeta. Estos animales poseen la capacidad de producir estructuras sónicas geométricas y armónicas bajo el agua. Podríamos afirmar que los delfines ayudan más a mantener el equilibrio planetario de lo que lo hacen los humanos.
Si Dios nos otorgó el poder, significa que quiere que nosotros, una vez alcanzado un nivel de conciencia determinado,Ayudemos con respeto a la vida a ser co-creadores de su obra.
Este artículo ha sido publicado en la Revista ‘EL PLANETA URBANO’
sábado, 8 de agosto de 2009
Conectando con tu Niño Interior , Feliz dia!!!!!!!!!

Prepárate para estar solo sin interferencias durante un ratito..... Respira hondo tres veces, relaja todo tu cuerpo lentamente y concéntrate en tu corazón.....
Ahora intenta evocar una situación feliz de tu infancia, busca en tus recuerdos algo que sucediera cuando eras niño/a y que hizo de ese día o momento algo mágico y especial...... si no logras dar con un recuerdo así invéntatelo, recrea todos los detalles de qué te hubiera gustado vivir cuando pequeño/a y siente que lo estás viviendo o reviviendo de nuevo....
Disfruta de la sensación de ser de nuevo un niño/a, de ser tu mismo/a, de estar profundamente conectado con tu esencia, con esa parte tuya verdadera, donde está guardado aquello que te gusta realmente, allí están tus dones y capacidades, todavía sin estrenar.
Rescata esa sensación de plenitud infantil, donde el juego te produce felicidad. Revive tu risa, tu alegría. Observa cómo se abre el corazón al tomar contacto con esa energía amorosa. Deja que el amor fluya en ti y a través de ti. Envuelve con él a todos los que fueron importantes para ti.
Mírate en esa imagen interna y ama a ese niño que hay en ti. Recupera de ese niño la inocencia, la frescura, la pureza…
El AMOR limpia y sana, hasta los recuerdos más dolorosos. Deja que el amor obre... Que envuelva las zonas dolorosas, si las hay, y que las disuelva... Permanece unos instantes disfrutando de ese alivio, de esa liviandad...
Y cuando quieras vuelve suave, sintiendo tu cuerpo y la respiración…
(Extraido de: www.conexionesconlaluz.com)
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