miércoles, 6 de mayo de 2009

Claves para disfrutar Aquí y Ahora


Por paradójico que pueda parecerte, la verdadera felicidad apenas depende en un 10% de las circunstancias externas más favorables como salud, amor, dinero, etc. Peor suerte, contamos con unas circunstancias internas, controlables de manera voluntaria, como son nuestras actitudes y las emociones positivas, que son variables voluntarias: tranquilidad, sosiego, euforia, satisfacción, optimismo, confianza, etc.

A continuación resumo las claves para disfrutar del Hoy, Aquí y Ahora:

• Siento la alegría de existir: no hay mayor motivo para la alegría que la propia existencia gozosa.

• Soy yo mismo, pero no lo mismo. A cada instante me quiero, me acojo y me perdono.

• Vivo plenamente en mi propia esencia, en el ser individual, sencillo y limitado de mi persona, pero de posibilidades sin límite al sentirse fundido con el SER Universal, con la Energía que todo lo inunda.

• Estoy plenamente en paz, serenidad y dicha con todos los seres de la creación, sin excepción, con los que me siento hermanado.

• No presto atención ni al pasado ni al futuro en sus aspectos negativos cargados de miedos, inseguridad y preocupación y que constituyen el tiempo psicológico, ese gran embaucador.

• Focalizo mi atención, sin tensión, en el tiempo del reloj, ese artilugio que produce de forma permanente nuevos instantes, con nuevas oportunidades cada día (Hoy) y que me regala la vida en cualquier lugar (Aquí) donde me encuentre y en el momento (Ahora) en que pienso, siento y actúo.

• Conecto con mi afectividad, rasgo innato de mi personalidad que me hace sentirme bien de manera natural, sin saber por qué.

• Potencio y activo mi talante optimista, que es el que marca la diferencia. Sé que vivir más, mejor y mucho más feliz depende en gran medida de mis actitudes, de mis palabras y hasta de la calidad y cantidad de mis risas, sonrisas y carcajadas.

• Me engancho de buen grado a la vida que me toca vivir en cada instante, aceptando con serenidad y sin resistencias sus luces y sombras, sus buenos y malos momentos, sus dichas y pesares.

• Aprenderé a dejar de crear más dolor en mi presente y a disolver o atenuar el que me llegue al pensamiento desde el pasado, simplemente aceptándolo y observándolo como un sentimiento negativo, pero que no forma parte de mí, no pertenece a mi esencia.

• A fuerza de aceptar y observar sin emitir juicios la preocupación, el dolor, el miedo y la angustia que me invaden, y sentirlos como entidades que no forman parte de mi esencia, irán perdiendo fuerza hasta desaparecer o al menos no convertirse en un grave obstáculo para vivir y ser moderadamente dichoso.

• Haré una valoración positiva, también de cualquier hecho adverso (desgracia o pérdida), para reinterpretarlo como experiencia y lección de vida aprovechable y enriquecedora.

• Tengo un proyecto de vida, un porqué alentador que me motiva y da sentido a mi existencia.

• Recurro a diario al sentido del humor, especialmente cuando alguien o algo está a punto de hacerme estallar y perder el control de mí mismo.

• Sé que con mis palabras puedo construir o destruir; euforizar o desalentar y deprimir a los demás. Por eso hablaré siempre con palabras de aliento, positivas y de esperanza.

• Acepto sin preocupación ni desasosiego mis limitaciones, carencias y defectos. También acepto las de mis semejantes y al hacerlo, me doy paz y siento que transmito paz a los demás.

• Tengo bien presente que la felicidad, el bienestar y el gozo me los proporciona más el propio trayecto, el camino, que la meta y el fin del proyecto. Los peregrinos que cada año van a visitar la tumba del apóstol Santiago, de lo que más hablan es del camino Hay gozo en la llegada, pero la felicidad se ha ido desgranando día a día en el camino.

• Practico la actitud conscientemente positiva, la firme convicción de que no existe problema, dificultad o desgracia que no encierre en sí el regalo de algo verdaderamente valioso y necesario para aprender a vivir mejor, también en los momentos de crisis.

• Sé perdonar y hasta olvidar y si no consigo hacerlo por bondad y por virtud, lo haré al menos por inteligencia y sabiduría porque si mantengo dentro de mí resquemor, pensamientos y emociones negativas del pasado, bloqueo o destruyo las emociones y sentimientos de gozo y felicidad del presente.

• Siempre recordaré que la felicidad y la verdadera riqueza ya forman parte de mí, están en mi interior y quiero sentirme libre para dirigir mi propia vida y disfrutar de lo cotidiano y sencillo. Para lograrlo hacen falta muy pocas cosas.


Bernabé Tierno - Aquí y Ahora

domingo, 3 de mayo de 2009

El recordar, Osho (fragmento)


.El “recordar” es la cosa más difícil, porque estamos dormidos. ¡Estamos profundamente dormidos! Caminamos dormidos, hablamos dormidos, nos movemos, vivimos, amamos, lo hacemos todo estando dormidos, en un profundo sonambulismo. Una hipnosis profunda y natural. Por eso es por lo que hay tanta confusión y tanto conflicto, tanta violencia y tanta guerra. Es realmente un milagro cómo la raza humana ha sobrevivido. ¡Tan dormidos, y aún así nos las ingeniamos!
Pero estamos dormidos. Nuestro comportamiento no es un comportamiento al que podamos denominar alerta, atento, consciente. No lo estamos. Ni por un solo instante podemos ser conscientes de nosotros mismos. Pruébalo y siente cuán profundamente dormido estás. Si no me puedo recordar durante un solo minuto, durante sesenta segundos, ¡cuán dormido debo de estar!
Dos o tres segundos y el sueño se hace presente y dejo de estar ahí, ya me he ido. La consciencia ha sido abandonada, la inconsciencia ha entrado. Surge una densa oscuridad y, de nuevo, recuerdo que estaba intentando permanecer consciente.
P.D. Ouspensky estaba trabajando junto a Gurdjieff en este método de “recuerdo de sí”. La primera vez que se encontró con Gurdjieff le dijo, “¿Qué quiere decir con “recuerdo de sí?”. Yo me acuerdo de mí mismo. Soy P.D. Ouspensky”.
Gurdjieff le dijo, “Cierra tus ojos y recuerda que eres P.D. Ouspensky, y cuando te olvides, dímelo. ¡Se honesto!”.
Pasaron sólo dos o tres segundos y Ouspensky abrió los ojos y dijo, “He empezado a soñar. Olvidé que era P.D. Ouspensky. Lo he intentado tres o cuatro veces. Me he dicho a mí mismo, “Soy P.D. Ouspensky, soy P.D. Ouspensky, soy P.D. Ouspensky”, y entonces un ensueño se presentó y deje de ser consciente”.
A lo que Gurdjieff replicó. “El que tú sepas que eres P.D. Ouspensky, no es recuerdo de sí. En primer lugar no eres Ouspensky, y en segundo lugar esto no es recordarse. Cuando el recordarse se dé, tú serás el primero en negar que eres P.D. Ouspensky”.
Durante tres meses Ouspensky lo intentó con toda su alma, a fondo. Cuanto más lo intentas más te das cuenta de lo duro que es. Cuanto más lo intentas más empiezas a sentir que “He estado dormido toda mi vida”. Es una consciencia mecánica la que poseemos. Podemos funcionar con ella, hacer lo rutinario, pero nunca podemos profundizar. Durante tres meses, cuando lo intentó e intentó y se hizo consciente, surgió un nuevo pilar de consciencia. Cuando pudo sentir y permanecer consciente de forma permanente, Gurdjieff le pidió que fuera con él y saliera a la calle. Y Ouspensky dijo, “Por primera vez, en las calles de una gran ciudad, me di cuenta de que todo el mundo está dormido, de que todo el mundo se mueve en sueños. Pero yo había circulado por las mismas calles y nunca había sido consciente de ello. Y vi que todo el mundo estaba dormido, sólo que con los ojos abiertos”. Se asustó tanto que tuvo que decirle a su Maestro, “No puedo seguir, tengo que regresar. Todos están tan dormidos que puede ocurrir cualquier cosa. No puedo seguir”.
Siéntate junto a la calle y mira los ojos de la gente moverse. Te darás cuenta de que todos están encerrados en sí mismos. Nadie se da cuenta de lo que sucede a su alrededor. Alguno habla consigo mismo, algún otro mueve sus manos, haciendo gestos, puede que esté sumergido en algún sueño. Los labios se mueven, todos hablan por dentro; nadie es consciente de lo que sucede a su alrededor. Todos se mueven como autómatas. Van a sus casas, no necesitan ni recordar siquiera dónde están; se mueven automáticamente. Sus piernas se mueven, sus manos dirigen la dirección de sus automóviles, llegan a sus casas, pero todo el proceso en sí es sólo un sueño, una rutina mecánica. Los carriles están ahí y ellos lo único que hacen es circular por esos carriles. Por eso es por lo que siempre estamos temerosos de lo nuevo, porque entonces tenemos que crear nuevos carriles. Estamos asustados de lo nuevo porque con lo nuevo la rutina no funciona, y durante cierto tiempo debemos de estar alerta. Estamos siempre encajonados en nuestras fijas rutinas y estamos, en cierto modo, muertos. Una persona que duerme, en realidad está muerta. No se puede decir que esté viva.
Sólo por unos instantes, por unos breves momentos en toda la vida, nos volvemos conscientes, y esos momentos se dan o bien en profundos momentos de amor, que son escasos… Sucede tan sólo a unos pocos, a muy pocos. Y cuando sucede, todos sienten que este hombre se ha vuelto loco, porque se vuelve diferente por completo pues comienza a ver las cosas de un color distinto, con una música diferente, con una luz distinta. Empieza a mirar a su alrededor y contempla un mundo diferente. Desde luego, para nosotros se ha vuelto loco, por tanto podemos perdonarle porque “está loco”. Está en “un sueño”. La realidad es al contrario: nosotros estamos dormidos y por un breve instante él se ha vuelto consciente de una realidad más profunda. Pero él está solo, y esa consciencia no puede continuar porque es un suceso accidental.No la ha conseguido con su propio esfuerzo. Simplemente ha sucedido. Es un accidente. Volverá a dormirse de nuevo y cuando se duerma sentirá que ha sido traicionado por su amante o su amada, porque la magia del amor ya no está presente. Esa magia llegó porque él se hizo consciente de un mundo distinto.
Uno se vuelve consciente o bien con el amor o bien con la muerte. Si de improviso caes en manos de la muerte, te harás consciente. En accidentes repentinos, como un coche dirigiéndose incontrolado a toda velocidad colina abajo, te vuelves consciente, porque no hay futuro y el pasado ha acabado. Sólo el momento presente, este momento de deslizarse colina abajo, lo es todo. Ahora se abre una dimensión distinta en el tiempo. Estás aquí y ahora por primera vez. Los sueños no son posibles porque no hay futuro. No puedes pensar en el futuro. El pasado se está acabando. Entre esos dos tiempos, en este instante, en esta calamidad, te vuelves consciente de que el amor y la muerte son los únicos momentos en que nos volvemos conscientes, pero ellos no están en nuestras manos. ¡No existen!

DECRETO DE ABUNDANCIA


Desde La Luz de Dios que Yo Soy.

Desde El amor de Dios que Yo Soy.

Desde El Poder de Dios que Yo Soy.

Desde el corazón de Dios que Yo Soy.


Yo Decreto: Yo moro en medio de la infinita abundancia.

La abundancia de Dios es mi fuente inagotable.

El Río de la Vida nunca deje de fluir.

Fluye a través de mí en lujosa expresión.

Buenas vienen a mí a través de vías inesperadas y Dios trabaja en una miríada de maneras para bendecirme.Ahora abro mi mente para recibir mi bien. Nada es demasiado bueno para ser verdad. Nada es demasiado maravilloso para que suceda. Con Dios como mi Fuente, nada me asombra.

No estoy agobiado por pensamientos del pasado o futuro. Uno se ha ido. El otro aún está por venir.

Por el poder de mi convicción, junto con mi propósito y mis audaces y útiles acciones profundizo mi relación con Dios, mi futuro se crea y se pone de manifiesto mi abundancia.

Pido y acepto que me elevo en este y en todo momento a la Verdad Superior. Mi mente está tranquila.

A partir de este día y en adelante doy libremente y sin temor a la vida y la vida me da de nuevo a mí con magnífico aumento. Bendiciones llegan de manera previstas e inesperadas. Dios me provee en formas maravillosas.

Soy, de hecho, agradecido. Y dejo que así sea.


Por favor, compártanlo con sus seres queridos.

Sepan que son AMADOS. Iremos a través de esta experiencia juntos e intactos. Siempre ha sido el plan. Dios, el Poder de Dios, el Amor de Dios, la Luz de Dios no han abandonado su “construcción”. Entren y vean por ustedes mismos.


Maureen Moss
Representante de The World Puja Network

¿Cómo opera la sanación mediante Reiki?


Por Marinela Ramírez
Buscadores de la Luz

Al recibir la energía Reiki la persona (el paciente) toma conciencia de su origen divino, se conecta con la luz y la trascendencia de la vida. Todo ello se traduce en lo que los beneficiados describen como una “profunda paz y alegría interior”. Lo que ha sucedido es que la persona se conecta con su luz interior y se purifica su cuerpo (sus cuerpos, para ser más exacta) y éstos se alinean con su espíritu. Por cierto: el mismo efecto se produce en quien transmite Reiki. Por ello entre reikianos decimos: “sanando a otros, sanamos”.

A aquellos que tienen heridas en el alma, están deprimidos o quebrantados de salud, o que simplemente quieren sentirse mejor, Reiki les aporta luz, serenidad y conexión con la Fuente, la Energía Universal.

Es por ello que Reiki, aun a distancia, produce un estado de profunda relajación y alegría interior que poco a poco va sanando viejas heridas. Y esto sucede en una forma sencilla, amorosa y totalmente natural. El paciente irá recobrando su paz interior y estado de salud. Pero también necesitamos de su colaboración. Es decir, que él esté dispuesto a sanar y ver el origen de su estado de inarmonía. Sin llegar a ese origen no podrá sanar realmente, pues Reiki, como todas las terapias holísticas, están dirigidas a remover las causas de las "enfermedades" y no sólo a suprimir los síntomas, como haría un analgésico (cuando hay dolor), un antidepresivo (en cuadros de depresión), un somnífero (en el caso del insomnio), etc. La sanación va a lo más profundo de nuestros códigos internos y programaciones, conscientes e inconscientes, corrigiendo, realineando, limpiando, hasta llevarnos a nuestro estado original de pureza.

Las programaciones y emociones negativas, así como las acciones negativas, traen como consecuencia la infelicidad. Todo estado alterado empaña nuestra aura y repercute en nuestra mente, nuestro cuerpo físico y espíritu. Reiki armoniza. Y esa armonía es integral: engloba el nivel físico, mental, emocional y espiritual.

Bajo esos preceptos enviamos Reki. Ni siquiera tenemos que pedir por “algo” en particular. Enviamos Reiki a la persona y la energía se encarga de armonizar lo que esté inarmónico. La persona colabora o no y esta colaboración puede no ser consciente, de modo que el paciente recibe energía de sanación y los resultados se van viendo en la medida en que él (o ella), desde su corazón, esté dispuesto a sanar.